Queridos lectores,
Más vale tarde que nunca para revivir este blog, que por diversas circunstancias se había quedado estéril.
Elegir un director correcto de tesis es una tarea más crucial de lo que puede parecer a primera vista a la hora de embarcarse en un doctorado, ya que no consiste solo en encontrar un experto en la materia sobre la que queremos profundizar, que obviamente es esencial. En efecto, algo tanto o incluso más importante que se pasa por alto es que el alumno debe mantener una alta afinidad con su director, es decir, debe ser una persona de confianza. Hay que tener en cuenta que el doctorado es un periodo de varios años, una carrera de fondo, y el vínculo entre director y alumno probablemente vaya más allá del que se tiene con un mero profesor. Probablemente habrá alegrías, pero también decepciones en el camino, y la cercanía provocará que se acaben compartiendo experiencias personales. Todo esto, si todo fluye correctamente, acabará derivando en una amistad entre ambos.
Además, una vez se es doctor, es muy probable continuar colaborando con tus directores en futuras publicaciones, participación en proyectos, etc., ya que con los años se ha generado una línea de trabajo común. Y hay que tener en cuenta que en estas colaboraciones es muy importante la transparencia y la honestidad a la hora de valorar el trabajo de cada uno, y evitar cualquier lucha de egos.
Personalmente, reconozco que viví todo tipo de experiencias con mis tres directores. Pues a veces no se conoce a una persona de verdad hasta que ocurren conflictos. Aunque tengo que agradecer a todos que aportaran su grano de arena en la culminación de mi tesis. Y tengo la inmensa alegría de poder tener una amistad y poder seguir colaborando con la mayoría.
¡Seguiremos informando!
